Y la ciudad respondió a mi llanto magnificado,
mis lágrimas se convirtieron en gotas de lluvia,
mi amor en niebla,
mi angustia en bruma.
Hoy te tengo sin poseerte,
como la ciudad tiene mis penas.
El cielo se oscureció,
tanto como mi alma;
la gente enmudeció.
tanto como mi dolor.
Mi inercia se debia a mi anterior movilidad,
mi alma ya cansada se cansaba de llorar,
se cansaba de sufrir, se cansaba de vivir.
Pedia un descanso,
pedia un medio para cerrar sus ojos
y alzar el vuelo.
Vivió y fue feliz,
pero no quiere recordar,
no halla sentido en recordar.
Hasta ahora mi alma solo puede vibrar sintiendo a los otros sus sueños realizar.
Oh lucero! Ve, vuela, ama, vive, sé feliz,
porque yo aqui no puedo,
y lo siento,
y me muero.
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