Hay muchas cosas que no se sobre ella.
Que sueña todos los días.
Que reza antes de dormir.
Que es lo que mas le da miedo.
Que quisiera hacer durante un día si estuviese sola.
A donde le gustaría viajar.
Hay tantas cosas que desconozco, porque a veces me conformo con lo que me muestra.
La mujer que día a día, trabaja hasta al cansancio por nosotros, la que es paciente con nuestros peculiares gustos, la que no da su brazo a torcer y que ante todo nos consiente, así no lo parezca.
A veces no pienso en que fue una niña. Una niña con sus miedos y temores. Con sus travesuras y fantasías.
A veces olvido que fue una adolescente. Una joven con metas e ilusiones; una joven que tal vez no entendía lo que pasaba a su alrededor y luchó por salir adelante.
A veces no recuerdo que es una mujer, con dudas y titubeos, con ansias y deseos.
Quisiera decirle que lo siento.
Quisiera remediar tantos años así.
Pero ante todo me alegra de alguna forma, darme cuenta de lo anterior y que no quede solo como palabras escritas en un blog abandonado.
Mi compromiso hoy con mi madre es verla mas allá de ese lazo sagrado que nos une.
Mi compromiso es verla, tratarla y apreciarla por lo que hace, por lo que sueña, por lo que llora, por lo que ríe, por lo que lucha ...
por lo que realmente es
Que lindo Anka. Suele suceder, el mundo nos ha habituado así, pero cuando se ve desde otra perpectiva la realidad deja de ser inmutable. Tqm
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