domingo, 11 de diciembre de 2011

El último momento


Estaban lejos,
alejados del caos de la ciudad,
de la luces artificiales,
y tendian sus almas al sonar de las olas.

El sabia que era su ultimo chance de decirle todo lo que sentia.

Ella fumó un cigarrillo.
El los odiaba, pero la amaba. La miró en silencio.
Al fumar ella se transformaba,
dejaba de hablar y se concentraba en las bocanadas de humo,
absorta estaba en sus propios pensamientos,
como desconectada del mundo y la realidad.

Silencio.

El no podia dejar de mirarla.
Sus ojos dolian al no querer perder detalle de lo que pasaba. 
Ella tenia aun su cabello mojado,
ese chapuzón nocturno fue la mejor forma de romper el hielo, de tocarla por vez primera sin temer el contacto.

Ella no estaria mas en su vida.
Ella seria un recuerdo y lo lamentaba.
Lamentó no haberle dicho lo que realmente sentia,
cuanto la amaba.
Llevaba la procesión por dentro, en silencio.

Ella aun fumaba su cigarrillo, se detuvo sin embargo al sentir el peso de la mirada al otro lado del cuarto.
¿te molesta? - puedo irme al balcón.
El movió su cabeza agitadamente, diciendo no: - no es necesario, no me molesta.

Mentia. Odiaba verla matarse tan tranquilamente. Pero se veia hermosa y mansa. Diferente a su estado de animo regular. 
Ella terminó de fumar apresuradamente, se sentia como un animal de exhibición.
Trató de iniciar una conversación interesante, de esas que hacen olvidar los silencios, las pausas, las miradas.
No pudo.
Solo un que pasa salió de su boca.

El dijo lo siento.
Realmente lo sentia.
Realmente se odiaba con fuerzas.
Era hora de dejarla ir.
-¿Que sientes? ¿Qué pasa?-

Se acercó recelosamente. Tomandolo por sorpresa.
Ella retrocedió casi de inmediato. 
Acercarse a el era mas dificil que salir a la calle desnuda,
que caminar entre piedras calientes,
que nadar en medio de tiburones.
Habia una muralla inmensa entre ambos y ella se sentia indefensa.

Esta vez el fue el que se acercó.
Aun sin mencionar palabra la tomó por los brazos. 
Fuerte pero sin lastimarla.
Lo siento -repitió
-Se que es muy tarde, pero no importa. 
Miró hacia arriba. Estaba tomando fuerzas para hacerlo. 
-Te quiero. Te quiero de una forma que aun no comprendo. Te he querido desde siempre. Desde antes de conocerte. Pero nunca pude decir lo que sentia. Lo que siento. Te odiaba en silencio porque eras la unica que sabia lo que sentia a pesar de mis silencios, de mis historias de heroes y princesas de mentira. 
Eras y eres tal vez la unica que ha visto mi interior, mis demonios, mis errores. Y aun asi me querias. Odiaba que me quisieras porque no soy capaz de brindar ese amor que irradias. Es injusto. Y me abruma.
Te alejé. Te hice a un lado. Y te extrañé en silencio.
Lo siento. 

Ella no pudo responder de inmediato. Solo pudo abrazarlo. 
Fuerte, muy fuerte.
Ella descansó tanto como el con esas palabras.
Pero ya todo estaba decidido, y el no estaba en su futuro.

Se alejó para verlo, y estirandose buscó su rostro. 
- Siento todo eso y mas por ti. Pero ahora solo puedo abrazarte y compartir este momento. Yo tambien lo siento. Te siento aquí cerca, mas cerca. Y seguiré sintiendolo, tanto como lo hice en nuestros momentos de silencio y distancia en un mismo pais, en una misma ciudad. 

Un nuevo abrazó selló la conversación. 
Tomaron asiento en el balcón mirando hacia el inmenso mar. 
Ella se apoyó sobre su hombro sientiendo calidez, sintiendolo como su hogar lejos de casa.

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