Alguien grita desesperado a lo lejos,
no se como responder a su llamado;
el sofocante aire de la tarde axfisia mi voluntad
y mi cuerpo parece pertenecer a otro.
El sudor corre por mi ser ahogandome lentamente,
ese alguien sigue gritando y yo continuo aqui postrado;
ese tierno egoismo me enferma,
pero mis musculos siguen sin responder.
Veo como mueren agonizantes los segundos,
veo como el aire sigue siendo sofocante
y ese alguien sigue gritando,
y aun no me atrevo a hacer nada.
Trato de ponerme en pie,
trato de darle respuesta a su llamado,
trato de acabar el eterno estertor en el que estoy sumerjido,
pero no puedo.
Cedo ante la desdicha de seguirle escuchando gritar por su vida,
me pregunto por ese alguien
y rezo por el a un dios desconocido.
Rezo por mi alma sin saberlo,
porque sigo gritando desconsolado y nadie atiende mi llamado.