martes, 2 de octubre de 2012
aritificios
pares
frente a frente,
nos miramos en silencio,
las palabras no son necesarias,
nuestras historias fueron escritas con lagrimas similares.
sufres,
sufro,
sufrimos.
armamos un guión similar,
recreamos nuestros lamentos,
jugamos a ser directores de orquesta,
y al final nada pasa,
y si pasa,
no es lo que esperábamos.
lloras,
lloro,
lloramos.
vacío.
un agujero eterno,
incolmable,
indescifrable.
miras mis ojos con cautela,
no quieres develar tu plan,
sin embargo ya lo he escenificado,
en otras pieles,
y otros ojos,
en otra cabeza,
y no pasa nada,
nunca pasa nada,
y si pasa,
no era cariño lo que ambos esperábamos.
callas,
callo,
callamos.
regresamos al punto cero,
otra vuelta inicia,
jugamos a ver quien gana,
ambos salimos perdiendo.
la verdad es que somos iguales,
atravesados por el mismo absurdo e infantil deseo,
te miro,
me miras,
nos miramos,
te abrazo,
me abrazas,
nos abrazamos.
El ultimo verbo sin embargo es siempre difícil de pronunciar,
de realizar,
de actuar.
el verbo abandonar.
ese que siempre ronda nuestras cabezas,
nos llena de una angustia ciega e inclemente,
porque algo ganamos en la pérdida cariño,
en las vueltas sin sentido,
en los guiones prefabricados,
en las sinfonías desesperadas,
en el adiós no dicho,
en el hola casual y causal,
en ese ir y venir,
en ese perder y perder.
te miro,
me miras,
nos miramos.
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