El primer toque

Cierro los ojos y recuerdo como si fuese ayer el primer toque al que asistí.

Fecha: 17 de abril, 2004.

Lugar: La casa del Silencio (Barrio).

Evento: Homenaje a Nirvana.

El 2004 fue un año de cambios, estaba cursando undécimo y aun no sabia que seria de mi vida universitaria, ya no me preocupaba el dichoso icfes que me tuvo sufriendo durante todo décimo (yo como siempre anticipándome a los hechos y dándome látigo mental) y había encontrado algo que me hacia sentir diferente y especial: el Rock.

Durante toda la secundaria fui una estudiante 'ejemplar', me preocupaban mis notas, las evaluaciones, los trabajos, hacer las cosas bien y superarme siempre. Mis amigas durante el cole eran brillantes y excelentes estudiantes, por lo cual siempre queríamos ser las mejores.

Cuando llegó 11 sin embargo, tuve una sacudida, no me esforcé tanto como antes lo hacia, no bajó mi rendimiento, sin quererlo seguía teniendo buenas calificaciones, pero ya el cole y el estudio no me llamaba tanto la atención. A los quince años me interesaba la música, quería ir a conciertos, vestirme diferente, tenia sed de pogo, de locura, de mostrarle a todos lo 'mala' que era.

K, un compañero de cole me mostró un flyer, habría un homenaje a Nirvana en unas semanas, el sabia que me gustaba la banda y me emocioné tanto que empecé a planear como ir. Fui con una amiga y la persona mas inesperada, la hija de la pareja de mi mamá, de ese modo me dieron permiso, pero no fue tan fácil, a cambio de la ida, debía hacer todas las labores en casa. Durante dos semanas hice de todo, lavé platos, hice el aseo, ayudé en lo que se necesitara hasta que el día llegó.

Sábado.

Después del pre-icfes en el Americano, bajé al Vivero San Francisco a comprar mi primer par de chavos, rojos, brillantes, limpios, los chavos que harían parte del uniforme 'gruncheto' que queria lucir.

Al llegar al curso de ingles de la Universidad del Atlantico, mostré con orgullo mi par de zapatos nuevos y todo el quiso los pisó. La emoción crecía, pronto seria de noche.

Mi jean (roto a la fuerza), una camiseta negra, y mis zapatos nuevos, junto a mi cabello alborotado fueron la opción de la noche y salí.

Recordando el evento, podría decir que fue un desastre, mala organización y sonido, pero yo, Anka, la de quince, estaba el cielo. Un cielo con ángeles desconocidos, jeans rotos, zapatos converse, camisetas a cuadros, ángeles borrachos, ángeles fumadores, ángeles 'drogados', pero ángeles.

Pasaron varias bandas de Hardcore y luego de una larga espera por fin se subió la que haría los covers de Nirvana. Alcanzaron a tocar unas seis canciones antes que por andar peleando por el sonido el toque terminara. Recuerdo cuando tocaron Frances Farmer y About a Girl, no alcanzaron a tocar Smells porque se jodió todo el toque.

Pero yo, estaba radiante, contenta, feliz. Mi sueño de ir a un toque se había hecho realidad. Tal vez fue el peor toque al que he ido en toda mi vida, pero fue el primero.

No recuerdo si alcancé a tomar una chela y ni hablar del cigarrillo, eran un pecado mortal en esas épocas, ni pensarlo.

Una vez terminó, llamé a mi mamá y me recogió ¿Que conveniente no? No sin antes hablar con un par de desconocidos y alardear de mi 'conocimiento' musical, que pena tan absoluta.

...

Quisiera tener quince de nuevo, sin grandes responsabilidades, caminando con mi par de zapatos rojos, deseando tener 16 y escuchando Nirvana siempre y en todo lugar.

Buenos tiempos.