Tantas ideas sobre como debería describir este acontecimiento palpitan a mil en mi cabeza, es difícil organizar en una entrada coherente lo que cerca de 44.000 vivimos ayer en el Estadio Único De La Plata durante el segundo recital de Metallica en Argentina, el último de la etapa en el sur del continente. Metallica By Request es una idea simple y exitosa, la banda se presta como rockola para su público, los fans hacen el playlist votando por sus canciones favoritas, mientras ellos solo se toman un lugar del set para interpretar su nuevo sencillo.
Metallica no es cualquier banda, es dentro de su género la más exitosa de la historia. Ninguna otra banda de Heavy Metal tiene los alcances que los "cuatro de California" han tenido. De entrada es notorio, no es un recital de una banda pequeña, el fenómeno que han creado es más grande que ellos mismos: el despliegue de la puesta en escena, sonido, luces, social media, entre otros, demuestra que estamos en otra liga, cerca de artistas de otros géneros con mas entrada monetaria, dígase Madonna, por ejemplo, que está acostumbrada a llenar estadios con un despliegue similar al que vi ayer. Sin embargo esto no es pop, esto no es "rock", es Heavy Metal, y más si los fans elegimos en su mayoría, éxitos de la Holy Trinity: Kill 'Em All, Ride The Lightning Y Master Of Puppets.
El concierto inició con el clásico The Ectsasy of Gold, pieza que me ponía los pelos de punta, solo de escucharla en iTunes o en algún DVD en YouTube, escucharla en vivo es saber que en unos instantes, James, Lars, Kirk, y Robert (si, también él) explotarán tu mente y cuerpo con una presentación inolvidable. No hay palabras suficientes, allí estaba yo, Andrea (la de 25) a punto de escuchar una de sus bandas favoritas, aquella de la que hablaba incluso sin conocerlos o escuchar su música, por allá en el 99' cuando fueron por primera vez a Colombia.
Pequeño paréntesis biográfico: En el inicio eran dos, y esas dos eran Metallica y Nirvana.
A inicios de la década del 2000, cuando empecé a escuchar Rock y abandoné casi por completo una infancia de pop latino, las dos bandas que inyectaron mi vida de energía y abrieron la puerta para mucha más música, fueron justo estas: Metallica y Nirvana. De entrada sabia que nunca vería a Nirvana en vivo, pero en el fondo, guardé la esperanza de ver a los californianos si en algún momento de sus carreras se les ocurría regresar a la esquina del mundo donde nací. Y fue así, en el 2010 regresaron a Bogotá con su gira World Margnetic Tour, pero, y por razones de las cuales siempre me arrepentiré decidí hacerme la de la vista gorda y justificar porque no iba, que Robert Trujillo, que el dinero, que el frío BULLSHIT!!!. Perdí y lo supe en ese mismo instante la oportunidad de verlos en vivo y me prometí no hacer algo similar nunca, no solo por un recital, sino en general, ser consecuente con mi deseo, no negarme algo por nada o nadie.
Back to yesterday. La primera canción de la noche fue Master of Puppets, la canción que de tanto escucharla me aburrió, al punto que le daba siguiente cuando salía en el shuffle de mi lista de reproducción, sin embargo, ahí estaba yo, cabeceando como en los viejos tiempos, gritando desde la lejana grada en la que estaba, las letras de este himno. Y me la gocé como nunca.
Me tomó por sorpresa como cada canción me trajo recuerdos, imágenes de historias de mi adolescencia, cuando repetí una y otra vez el Icon de Metallica al punto que mi mamá lo reconocía; como canté Seek & Destroy un poco borracha en un bar en Cartagena arriba de una mesa; como cantaba con mis amigos las canciones; como escuché la sinfónica una y otra vez en un CD de audio rayado que me prestó un chico raro del curso de inglés; como aprendí Battery de una fotocopia vieja que alguien me regaló; como perdí un DVD original de la banda (Cunning Stunts) por prestarlo a cambio de uno de Dimmu Borgir (muy idiota yo, lo sé, pero más idiota el HP que no me lo devolvió); cuando leí Johnny Got His Gun para entender el video de One; cuantas veces repetí Nothing Else Matters y se la dediqué a una de mis amigas mas cercanas del colegio; todos los videos y documentales que vi en YouTube; como odié que reemplazaran a Jason por Robert; todas las veces que escribí "Cliff 'em All" en mis zapatos y escuché Orion cual mantra; las veces que hice análisis de Welcome Home (Sanitarium) y Sad But True desde mi incipiente entendimiento del psicoanálisis, y la "brillante idea" de como Nirvana representaba mi posición esquizo paranoide y Metallica la depresiva desde Melanie Klein (menos mal nunca lo hice); los chistes sobre como Kirk mondaba notas con tromboncito y muchos otros momentos; en fin, darme cuenta que esta banda desde hace doce años llegó a mi vida para quedarse.
Y como se dieron cuenta, la intención de describir el setlist me quedó grande, porque no fueron canciones solamente las que canté ayer, canté con los pulmones el soundtrack de mi adolescencia. Para este recital no escuché ninguna canción "anticipando" el concierto, me las sabia y las disfruté. Ayer por fin entendí porque no me gustó el recital que hicieron en la Antártida, Metallica debe escucharse en estadios señores, con los amplificadores quemándote los tímpanos. Es MASIVA, esa es la palabra.
Y como para cerrar con broche de oro la noche, tocaron Wherever I May Roam, la canción que más quería escuchar, porque describe lo que siento viviendo tan lejos de casa, y por la cual me quejé con todas las letras durante un mes o más porque no estaba ganando en el setlist, pero bueno, los cuatro mensajes de texto que gasté junto a 1848 más sirvieron.
Los vería de nuevo, sin dudarlo, pero ojalá hicieran una gira de "B-sides" ¿Es mucho pedir? Quiero escuchar Ain't my bitch, King Nothing, Astronomy, Turn The Page, My Friend Of Misery, Whiplash, Am I Evil?, So What?, Blackened, en fin, TODAS las que no pude escuchar (snif snif). Y posdata, no tan posdata, Robert no dañó Orion, yo no me atrevía a escucharla, no quería que la tocaran, no quería escuchar ese solo de bajo en las manos de Robert, pero estuvo inolvidable.
Buen trabajo chicos, fue una noche fantástica.
Buen trabajo chicos, fue una noche fantástica.