miércoles, 29 de agosto de 2012

Compulsión a la repetición


Enciendo un cigarro en silencio,
trato de detener el devenir constante de los minutos,
sin nadie alrededor que nuble mis pensamientos.
El humo quema mi garganta y sale desesperado por mi boca,
nunca dura mas de tres minutos;
apenas lo enciendo su vida está contada,
es corta y evanescente.

En los dias de frio y tristeza,
se acaba apenas empieza a arder.

Fumo para olvidar,
para obligar a mis pensamientos a estar quietos,
a no desbocar y estrellarse contra la realidad,
sin embargo el cigarro se acaba y quedo de nuevo como al principio,
sentada, sola y con los pensamientos fluyendo a mil por hora.

La sensación agridulce que queda en mi boca no es nada comparada a la que queda en mi alma.

Me pregunto si al fumar acelero mi muerte a propósito,
como si ya la vida me pesara a pesar de mis cortos años y la buena suerte que he tenido en alguna que otra cosa.
Miro la caja llena de minutos que restarle a mis pulmones y debato si debo encender otro o no.
Mis manos tiemblan,
mi pecho se acelera,
la tensión crece,
mi boca esta seca,
y grito;
nadie escucha.

No soporto la tentación,
saco otro,
lo fumo a bocanadas desesperadas,
un minuto, tal vez dos,
muere.
Muere otro cigarro y mi ansiedad no acaba.
Al parecer el tabaco hace que la existencia sea mas difícil de soportar en lugar de ayudarme.
Y así, de nuevo, regreso al punto inicial.

Mi cuerpo está enfermo,
reclama descanso,
mi cabeza confusa
no soporta otra fantasia,
de esas que engarza el deseo.
Mi corazón rendido agita una bandera,
pidiendo a gritos un dialogo de paz, un acuerdo, un trato.
Al parecer soy mi peor enemiga y a pesar que lloro sigo dañando poco a poco lo que queda.


sábado, 18 de agosto de 2012

Medianeras: Monologo Inicial - Martin


“Buenos Aires crece descontrolada e imperfecta. Es una ciudad súper poblada en un país desierto. Una ciudad en la que se yerguen miles y miles y miles de edificios sin ningún criterio. Al lado de uno muy alto, hay uno muy bajo. Al lado de uno racionalista, hay uno irracional. Al lado de uno estilo francés hay otro sin ningún estilo. 
Probablemente, estas irregularidades nos reflejen perfectamente. Irregularidades estéticas y éticas. Estos edificios que se suceden sin ninguna lógica demuestran una falta total de planificación. Exactamente igual que en nuestra vida. La vamos haciendo sin tener la más mínima idea de cómo queremos que nos quede. 
Vivimos como si estuviésemos de paso en Buenos Aires. Somos los creadores de la cultura del inquilino. Los edificios son cada vez más chicos para darle lugar a más edificios, más chicos aún. 
Los departamentos se miden en ambientes y van desde los excepcionales 5 ambientes, con balcón terraza, playroom, dependencia de servicio, hasta el mono ambiente o caja de zapatos. Los edificios, como casi todas las cosas pensadas y hechas por el hombre, están hechas para que nos diferenciemos los unos de los otros. Existe un frente y un contrafrente. Están los pisos altos y los bajos. Los privilegiados son identificados con la letra A, excepcionalmente la B. Cuánto más progrese el abecedario, menos categoría tiene la vivienda. Las vistas y la luminosidad son promesas que rara vez coinciden con la realidad.

¿Qué se puede esperar de una ciudad que le da la espalda a su río?

Yo estoy convencido de que las separaciones o divorcios, la violencia familiar, el exceso de canales de cable, la incomunicación, la falta de deseo, la abulia, la depresión, los suicidios, las neurosis, los ataques de pánico, la obesidad, las contracturas, la inseguridad, el hipocondrismo, el estrés y el sedentarismo son responsabilidades de los arquitectos y empresarios de la construcción.

De estos males, salvo el suicidio, padezco todos.”

miércoles, 15 de agosto de 2012

Soundtrack del primer beso

Por eso de mis afanes de tener un registro fehaciente de todos los acontecimientos que ocurren a lo largo y ancho de mi vida, siempre trato de recordar todos los elementos de cada situación que atravieso: el lugar, el clima, la hora tal vez, el quien y el que. 

Fue un 5 de marzo del 2004 cuando a eso de las seis recibí mi primer beso, era un viernes de eventos carnestolendicos, y esta canción sonaba de fondo. Tenia quince y estaba nerviosa, pero fue un momento de esos que nunca se olvidan y mas si la voz de Billy Corgan fue mi compañera. 

...



Lo que me gusta de tu cuerpo es el sexo.
Lo que me gusta de tu sexo es la boca.
Lo que me gusta de tu boca es la lengua.
Lo que me gusta de tu lengua es la palabra.
Julio Cortazar

domingo, 12 de agosto de 2012

Cuestionario Proust: Anka Edition Volumen II


Hace ya un rato, buen rato de hecho, publique una versión de este modelo de entrevista, y por eso de la procrastinación con mi examen de Freud, decidí responderlo de nuevo. Si les interesa el anterior, aquí pueden leerlo: El Cuestionario Proust: Anka Edition

1. ¿El principal rasgo de mi carácter?

Soy muy obsesiva y meticulosa. Los pensamientos abundan en mi cabeza, pero les busco un orden lógico. Tiendo a crear rutinas, por así decirles (con cariño) que me permiten hacer las cosas bien y a tiempo. Es bueno en tanto cumplo con mis responsabilidades, pero a veces me pongo muy ansiosa cuando las diferentes situaciones de mi vida no salen como las planifiqué. 

2. ¿La cualidad que deseo en un hombre?

La honestidad, prefiero un hombre sincero que uno mentiroso; que exponga sus cartas desde un principio y así nos ahorramos problemas. 

3. ¿La cualidad que prefiero en una mujer?

Igual que con los anteriores, en realidad, con todos en general, espero la verdad y nada mas que la verdad. 

4. ¿Lo que más aprecio en mis amigos?

Su apoyo y comprensión. Su presencia constante, en las buenas, en las malas y en las terribles. 

5. ¿Mi principal defecto?

Es también mi principal cualidad. Soy transparente y honesta; si tengo rabia, se nota, si estoy feliz, se nota, si me gusta alguien, lo nota, y si no, también. De momentos es genial, pues las personas a tu alrededor saben que no te andas con cuentos chinos, pero hay situaciones muy especificas que tal vez quiero reservarme y mi carota y acting out existencial me hacen una mala jugada. 

6. ¿Mi ocupación preferida?

Lo que estoy estudiando, el psicoanálisis. 

7. ¿Mi sueño de dicha?

Viajar por el mundo sin preocuparme por gastos. Visitar cada esquina del planeta y sacarle el jugo a cada experiencia. 

8. ¿Cuál sería mi mayor desgracia?

Perder las personas que mas quiero.

9. ¿Qué desearía ser?

Una analista infantil hecha y derecha. 

10. ¿Dónde desearía vivir?

Estoy viviendo en la ciudad de la furia, hace mucho tiempo quise estar aquí y lo logré. Me gustaría poder vivir en Francia, en Paris, y seguir como buena ñoña estudiando. 

11. ¿El color que prefiero?

He tenido diferentes periodos en mi vida, como Picasso, por cerca de cinco años tuve en mi periodo negro. Una vez terminó, entre y sigo aun en el periodo morado/violeta. 

12. ¿La flor que prefiero?

Las rosas. 

13. ¿El pájaro que prefiero?

La guacamaya. 

14. ¿Mis autores preferidos en prosa?

Sábato, Cortazar, Garcia Marquez.

15. ¿Mis poetas preferidos?

Baudelaire, Benedetti.

16. ¿Mis héroes de ficción?

Severus Snape, Gandalf, Loki (si, se que es el malo, pero me encanta).

17. ¿Mis heroínas de ficción?

Chihiro. 

18. ¿Mis compositores preferidos?

Mercury/May, Bach, Chopin, Gaga.

19. ¿Mis pintores predilectos?

No soy muy dada al arte, pero siempre me atrajeron las pinturas de Picasso y Dalí.

20. ¿Mis héroes de la vida real?

Mis padres. 

21. ¿Mis heroínas históricas?

Klein, estaba loca y todo, pero fue una genio. 

22. ¿Mis nombres favoritos?

Alejandra y Martin (herencia de Sábato).

23. ¿Qué detesto más que nada?

La mentira.

24. ¿Qué caracteres históricos desprecio más?

Todos aquellos que tienen que ver con la injusticia y desigualdad. 

25. ¿Qué hecho militar admiro más?

Ninguno.

26. ¿Qué reforma admiro más?

Aquellas que son personales, que nacen en el corazón de una persona y aspiran por sus ideales. Estas dan paso a reformas y movimientos mas amplios. 

27. ¿Qué dones naturales quisiera tener?

Tener mas tiempo para hacer las cosas y comer sin engordar. 

28. ¿Cómo me gustaría morir?

Dormida si es posible, en Barranquilla, con unos buenos años encima.

29. ¿Estado presente de mi espíritu?

Cambio y lucha constante. 

30. ¿Hechos que me inspiran más indulgencia?

Ser realmente sincero. 

31. ¿Mi lema?

"Se vale soñar"

viernes, 10 de agosto de 2012

El canto de los pericos

Vista desde mi antigua ventana: El "palo e' mango" y el río Magdalena
Una de las tantas cosas propiamente barranquilleras es escuchar un poco antes que caiga el sol, el canto alegre de los pericos en los diferentes barrios de la ciudad. En el departamento en el que viví cerca de dos años, tuve el privilegio (y a veces no tanto) de escuchar desde mi ventana el canto de estos; al vivir en un tercer piso y al lado de un frondoso "palo 'e mango" tenia como vecinos a estos pajaritos que todos los días a las cinco y pasadas de la tarde se ponían a conversar continuamente hasta que por cosas que sabrán los ilustres expertos, se detenían con el atardecer. 

Su canto funciona a manera de reloj natural, ese que muchas veces me molestaba porque interrumpía mis siestas, y ya cuando era un poco mas seria y responsable me avisaba que la jornada de trabajo terminaría pronto y podía volver a casa. 
Fueron innumerables las veces que caminé por las calles de Ciudad Jardín, donde se localiza mi antiguo trabajo vespertino, acompañada de su canto. Los que han pasado por el Hospital Metropolitano o viven cerca lo saben de primera mano, hay cientos y cientos de periquitos regados en los diferentes arboles de la zona.

¿Se preguntarán ustedes a que viene toda esta retahíla nostálgica? 
Y bueno, entre muchas de las cosas que no tengo estando tan lejos de Colombia es precisamente el canto de los pájaros, el de los pericos y el de muchos otros. Al vivir en capital todos los sonidos que escucho son de automóviles, sirenas de ambulancias y la de los bomberos (vivo a una cuadra de la estación), motos y argentinos. 
En realidad no me había percatado de lo anterior hasta que en mi segunda ida a Tigre y caminando por su calles en silencio (si, estaba callada y no hablando como de costumbre) escuché de repente el canto de estos queridos pajaritos. Debo admitir que mientras caminaba no estaba en el mejor animo, en realidad estaba un poco melancólica y nostálgica, situación que ya me es normal cuando hace frío, y estando casi al borde de las lágrimas escuché los pericos. Las lagrimas saltaron de mis ojos, pero no fue de tristeza, sentí una hinchazón en el pecho de calidez y felicidad, algo tan pequeño como este suceso, me recordó  mi casa, me recordó la brisa de Barranquilla, la comodidad de mi viejo cuarto, la sensación de que todo puede ser mejor, los ajetreos en el trabajo casi al final de la tarde, saber que mi mamá llegaría pronto a casa y escuchar en el otro cuarto a mi hermano arreglandose para ir a la Universidad. En esos breves segundos una explosión de recuerdos y sensaciones me sacaron de esa turbia somnolencia existencial y me despertaron hasta la medula. 
Es difícil tratar de explicarles y hacerles sentir lo que viví, pero fue una de las experiencias mas bonitas que he vivido en Argentina. La naturaleza tiene sus formas de mostrarte lo bella que es la vida, y lo cerca que estamos a pesar de lo lejos. 

Si escuchan los pericos mañana a eso de las cinco, recuerden que una coterránea extraña su canto y extraña su tierra y desea una nueva oportunidad de escucharles mientras camina por las calles de la Arenosa.

jueves, 9 de agosto de 2012

Caminos Del Espejo - Alejandra Pizarnik



I
Y sobre todo mirar con inocencia. Como si no pasara nada, lo cual es cierto.

II
Pero a ti quiero mirarte hasta que tu rostro se aleje de mi miedo como un pájaro del borde
filoso de la noche.

III
Como una niña de tiza rosada en un muro muy viejo súbitamente borrada por la lluvia.

IV
Como cuando se abre una flor y revela el corazón que no tiene.

V
Todos los gestos de mi cuerpo y de mi voz para hacer de mí la ofrenda, el ramo que abandona
el viento en el umbral.

VI
Cubre la memoria de tu cara con la máscara de la que serás y asusta a la niña que fuiste.

VII
La noche de los dos se dispersó con la niebla. Es la estación de los alimentos fríos.

VIII
Y la sed, mi memoria es de la sed, yo abajo, en el fondo, en el pozo, yo bebía, recuerdo.

IX
Caer como un animal herido en el lugar que iba a ser de revelaciones.

X
Como quien no quiere la cosa. Ninguna cosa. Boca cosida. Párpados cosidos. Me olvidé.
Adentro el viento. Todo cerrado y el viento adentro.

XI
Al negro sol del silencio las palabras se doraban.

XII
Pero el silencio es cierto. Por eso escribo. Estoy sola y escribo. No, no estoy sola.
Hay alguien aquí que tiembla.

XIII
Aun si digo sol y luna y estrella me refiero a cosas que me suceden. ¿Y qué deseaba yo?
Deseaba un silencio perfecto.
Por eso hablo.

XIV
La noche tiene la forma de un grito de lobo.

XV
Delicia de perderse en la imagen presentida. Yo me levanté de mi cadáver, yo fui en busca de quien soy.
Peregrina de mí, he ido hacia la que duerme en un país al viento.

XVI
Mi caída sin fin a mi caída sin fin en donde nadie me aguardó pues al mirar quién me aguardaba
no vi otra cosa que a mí misma.

XVII
Algo caía en el silencio. Mi última palabra fue yo pero me refería al alba luminosa.

XVIII
Flores amarillas constelan un círculo de tierra azul. El agua tiembla llena de viento.

XIX
Deslumbramiento del día, pájaros amarillos en la mañana. Una mano desata tinieblas, una mano arrastra
la cabellera de una ahogada que no cesa de pasar por el espejo. Volver a la memoria del cuerpo,
he de volver a mis huesos en duelo, he de comprender lo que dice mi voz.

Una noche







Anocheció de repente,
caminando por la playa me encontré rodeada de estrellas y olas moradas.
Estaba tranquila.
Al fin y al cabo me encontraba en el paraíso y ya nada tenia importancia en ese rincón del mundo.
Me hallaste tranquila y mansa,
dos características que casi nunca se conjugan en mi tiempo presente.
Te sorprendió mi sonrisa,
pero era justo lo que tu noche y la mia necesitaban.
Entre risas compartimos aventuras,
historias cortas en duración pero significativas en experiencias.
La noche se alzaba en el cielo y las estrellas nos hacían compañía.
Hacia calor pero tenias frio,
claro está, a diferencia de Devendra, no ibas a morir.

lunes, 6 de agosto de 2012

Monólogo de un amor imaginario


"No tienes idea. O tal vez si, pero no sabes lo que he vivido.
No sabes que es pasar toda una semana pensando en alguien que apenas se acuerda de ti.
Pasar un dia casi al borde de un ataque de pánico sin saber como utilizar los minutos que compartirás con el.
Ideando un guión que te ayude a no desbordarte, pensar como lucir atractiva o al menos agradable.
Hacer ecuaciones futiles que no tienen funcionalidad alguna, porque cuando lo ves todo se cae, todo es nuevo, todo es precario y realmente no sabes que podrá funcionar o no.
Los nervios te carcomen, buscas su mirada perdida, esa que mira todo menos a ti. 
Tratar de concentrarte, lograr hacerlo y luego mirar hacia su lado. 
Ahí está él, cuasi perfecto, con su barba de un par de dias, su silencio, su absurdo silencio.
Te preguntas si en su cabeza hay espacio para ti, y es mejor pensar en su cabeza porque no te atreves a preguntarte por tu corazón. 

Sin embargo el mundo, tu insistencia o un dios desconocido logra acercarte a él y ya no es tan distante pero sigue siendo lejano. 
Eso que tu sientes por él no puede ser correspondido porque quiere a otra persona, busca a otra persona, suspira por otra persona, escribe su vida bajo la pluma de un amor que no te pertenece. 
Y otra vez te chocas con la realidad. 
Otro mas en tu lista. 
El número 54.
El cruel numero 54, el que por unos segundos esperaste pudiera ser mas que una ilusión".

El monologo se ha acabado.
Es un capitulo cerrado.
Finito.
Pasado.

1


Recuerdo la primera vez que te vi,
era una tarde calurosa,
la falta de estaciones juega una mala pasada,
siempre hace calor,
incluso cuando llueve y ese dia no fue la excepción.
Estabas a unos pasos de distancia,
reconocí tu rostro de inmediato,
esos ojos negros y punzantes que ya antes habían capturado mi atención,
esos ojos que preferí evitar,
por eso de lo evidente que soy.
La actividad inició sin retrasos,
escuché tu voz por vez primera,
grave, sonora, fuerte y cálida,
cálida como esa tarde bajo los arboles.
Tu voz era una invitación.

Tu voz se mantuvo en silencio por un par de años.

Nuestros caminos se cruzaron de manera aleatoria,
pero ni tu, ni yo prestamos atención, o tal vez si y preferimos ignorarlo.
Pero la tercera (o tal vez cuarta) era la vencida,
y otra vez escuché tu voz cálida, esta vez en una noche lluviosa.
Otra vez evité tus ojos negros y punzantes,
por eso de lo evidente que soy.
Sin embargo no nos ignoramos,
poco a poco y como quien no busca tesoros nos acercamos,
hablamos, 
reímos,
y hasta lloramos.

Me pregunto si tendremos una quinta (o tal vez sexta) oportunidad de cruzar nuestros caminos,
y no de manera aleatoria.
Y escuchar de nuevo esos ojos, y mirar tu voz,
ambas cálidas y frescas, 
ingenuas pero fuertes. 
Pero sobre todo tuyas,
especialmente tuyas.




jueves, 2 de agosto de 2012

Nudo

Es un nudo en el pecho.
Apabullante, constante y doloroso.
Te corta la respiración,
te tira contra el suelo,
hace que el mundo pese mas de lo normal.
Su descripción exacta tiene que ver con el miedo,
un miedo interminable,
un miedo sin forma ni cuerpo,
un miedo etereo que se mete en tu alma para no salir.
Ese nudo crece,
es como una planta,
todos los dias se alimenta de las vicisitudes de la vida.
Se vuelve tu compañero,
en ocasiones se compadece de ti,
en ocasiones te hace pensar que desaparece,
pero no,
es listo
y algo sádico.
Sabe cuando tiene mas efecto,
cuando puede debilitarte al punto máximo
de tirarte al piso de nuevo
y no dejarte levantar,
justo cuando pensaste que todo podría estar bien.
Como quiero y aborrezco a mi nudo,
como quiero desenredarlo,
pero al tiempo no puedo,
porque el me defiende,
ese nudo es lo mas estable
                               y confiable.
Ese nudo me conoce,
y protege,
ese nudo nunca me abandona.


...



...no le había sonreído por donjuanismo ni aburrimiento sino para darle una flor que no tenía, el signo de que me gustaba, de que me hacía bien...

Julio Cortázar